martes, 22 de mayo de 2012

CUENTOS Y LEYENDAS

LEYENDA DEL AGUILA

En el sector de muyuna,al oeste de la ciudad de Tena. existe una piedra que tiene grabada la figura de una águila
Es uno de nuestros tantos petroglifos, guarda una hermosa leyenda hace muchísimos años cuando Tena aun no se llamaba Tena  llego a la comunidad un águila que se dedico a la ingrata tarea de alimentarse de los animales domesticados. cada vez desaparecían un trompetero, un perico, un mono, una lora la gente estaba disgustada un día paso por allí un chulla maui duende bueno de la selva caminaba saltando por que tenía un solo pie. Las afligidas madres de familia le conversaron sobre el ave que causaba tanto daño.


Chula maqui ofreció ayudarlas esa noche durmió en la comunidad y muy por la mañana amarró una guanta en el patio de una de las chozas a eso de las 10 de la mañana apareció el ave en el cielo cuando diviso a la guanta se lanzo contra ella y lo tomo con sus garras, en ese fue el momento que aprovecho chulla maqui para atraparla la tomo firmemente de las patas y haciendola girar sobre la cabeza la lanzo lo más lejos que pudo lo hizo con tanta fuerza que el águila fue a estrellarce por Muyuna y en una piedra se quedo grabado su forma. 





AYAYMAMA
 
 
El cacique Coranke tenía una hermosa esposa llamada Nara y una hijita, a quienes amaba con toda el alma. El era un hombre muy valiente y fuerte, continuamente estaba en la selva cazando y guerreando. Tenía una puntería extraordinaria, donde ponía el ojo clavaba la flecha.

Nara era muy trabajadora, su cabellera lucía la negrura del ala del paujil y su piel la suavidad del cedro pulido. Era experta en hacer túnicas y mantas de hilo de algodón, conocía el arte de trenzar hamacas, modelaba ollas y cántaros de arcilla. Cultivaba maíz, yuca y plátanos en una chacra cerca a su cabaña.
Su hijita muy pequeña tenía la belleza de Nara, era una hermosa flor de la selva.

El genio maligno de la selva, el Chullachaqui, con figura de hombre, pero con un pie humano y una pata de cabra, era el azote de los indígenas y de los cazadores blancos que se internaban en la selva para extraer el caucho o para cazar lagartos y anacondas, de los cuales aprovechaban sus pieles. Los cazadores eran ahogados por el Chullachaqui en las lagunas o ríos, o también los extraviaba en la selva y los hacía atacar por medio de las fieras salvajes.

Un día, el genio malo paso cerca de la casa de Coranke y al ver a Nara se enamoro de ella, y se convirtió en pájaro. Con esta apariencia pudo estar cerca a su amada; pero pronto se canso de esta situación, entonces se internó en la selva mato a un indígena para quitarle su túnica con la cual se vistió, ésta le cubría todo el cuerpo. Luego a un niño le quito su canoa y se dirigió a la aldea de Coranke. Al ver a Nara le declaro su amor, pero ella no lo acepto porque amaba a su esposo; Chullachaqui le rogo y le lloro pero ella no cedió, todo cabizbajo se retiro a su canoa y se perdió en las aguasdel río.
Nara observo que una de las huellas de la pisada del hombre era la de una cabra y por eso se dio cuenta que se trataba del Chullachaqui, sin embargo le oculto lo ocurrido a su esposo.
Después de seis meses se apareció en la aldea un hombre adinerado, vestía una lujosa túnica, tenia adornada la cabeza con vistosas plumas y con grandes collares en el cuello, fue con dirección a la cabaña de Nara. Al verla le declaró su amor y le ofreció mil regalos, diciéndole: "Ven conmigo y todo será tuyo". En una mano el maligno tenía un guacamayo blanco y en la otra un paujil.
Nara sigilosamente había observado las huellas de este personaje y se dio cuenta de que se trataba de Chullachaqui. Serena le respondió: "Veo que eres poderoso, pero por nada del mundo dejaré a Coranke".
El Chullachaqui furioso dió un grito y salió la anaconda del río; dio otro grito y apareció el jaguar del bosque.

- ¿Ves? - le dijo el maligno - yo mando en toda la selva, todos los animales me obedecen, te matare si no vienes conmigo. - No me importa - respondió Nara.
- Mataré al cacique Coranke.
- El preferiría morir – replicó Nara.
- Te podría llevar a la fuerza ahora, pero serias infeliz conmigo. Volveré dentro de seis meses y si te rehúsa te mandaré un castigo más grande.

El Chullachaqui se retiró con sus dos animales, sus regalos y se subió a la canoa, navegando río abajo.
Cuando regresó Coranke de la cacería, Nara le contó lo sucedido. Este decidió permanecer en su casa hasta el regreso de Chullachaqui. Coranke templó un arco y comenzó a rondar por los alrededores de la cabaña.
Pasados otros seis meses el malvado se apareció intempestivamente le dijo a Nara:
"Ven conmigo, es la última vez que te lo pido. Si no vienes convertiré a tu hija en un pájaro, que se quejará eternamente en el bosque y será tan arisco que nadie podrá verla; pues el día en que sea vista, el maleficio acabará tornándola a ser humano".
Pero Nara, en vez de ir con él, comenzó a gritar a grandes voces: "¡Coranke!, ¡Coranke!". El cacique llegó inmediatamente, temp1ó el arco y colocó la flecha enseguida, dispuesto a atravesar el corazón del Chullachaqui; pero este, desgraciadamente, había desaparecido en la espesura de la selva. Coranke y Nara corrieron hacia el lugar donde dormía su hijita pero encontraron la hamaca vacía. Desde el interior de la selva, escucharon por primera vez el lastimoso alarido: ¡Ay, ay, mama! que dió nombre al ave hechizada.
 
 

LA LLORONA

La llorona Esta es una historia que los antiguos han estado diciendo a los niños durante cientos de años. Es una historia triste, pero la vida fuerte en la memoria de la gente, y hay muchos que juran que es verdad.
Hace muchos años en un pequeño pueblo humilde vivía una muchacha llamada María de buen aspecto Algunos dicen que ella era la muchacha más hermosa del mundo! Y porque era tan hermosa, María pensó que era mejor que los demás.
Como María creció, aumentó su belleza y su orgullo de su belleza se hizo demasiado cuando ella era una mujer joven, ella ni siquiera mirar a los hombres jóvenes de su aldea. No eran lo suficientemente bueno para ella! "Cuando me case," María decía: "Voy a casarme con el hombre más guapo del mundo".
Y entonces un día, en la aldea de María montaba un hombre que parecía ser el que ella había estado hablando. Él era un ranchero joven y apuesto, el hijo de un rico hacendado de los llanos del sur. Podía correr como un comanche! De hecho, si fuera el dueño de un caballo, y creció manso, que lo regalan y vaya cuerda a un caballo salvaje de las llanuras. Él pensaba que no era varonil a montar a caballo, si no era la mitad salvaje.
Era guapo! Y podía tocar la guitarra y cantar muy bien. María tomó una decisión-que fue, el hombre para ella! Ella sabía exactamente los trucos para ganar su atención.
Si el ranchero habló cuando se conocieron en el camino, que a su vez la cabeza. Cuando llegó a su casa por la noche para tocar la guitarra y serenatas, ni siquiera habría llegado a la ventana. Se negó a todos sus regalos costosos. El joven se enamoró de sus trucos. "Esa muchacha altiva, María, María!", Dijo a sí mismo. "Sé que puedo ganar su corazón. Juro que me casaré con esa chica."
Y así, todo salió como Maria planeado. En poco tiempo, ella y el ranchero se comprometió y pronto se casaron. En un primer momento, las cosas estaban bien. Tuvieron dos hijos y que parecía ser una familia feliz juntos. Pero después de algunos años, el ranchero volvió a la vida silvestre de las praderas. Dejaría la ciudad y se ha ido durante meses a la vez. Y cuando volvió a casa, sólo fue a visitar a sus hijos. Parecía que no les importa nada la hermosa María. Incluso habló de la creación María a un lado y casarse con una mujer de su propia clase rica.
Tan orgullosos como María, por supuesto, ella se enojó mucho con el ranchero. Ella también comenzó a sentir ira hacia sus hijos, porque él les prestó atención, pero la ignoró.
Una tarde, mientras María paseaba con sus dos hijos en el camino de la sombra, cerca del río, el ranchero vino en un carro. Una elegante dama se sentó en el asiento de al lado. Se detuvo y habló a sus hijos, pero él ni siquiera mirar a María. Fustigó a los caballos en la calle.
Cuando vio que, una rabia terrible lleno de María, y todo se volvió contra sus hijos. Y aunque es triste decirlo, la historia dice que en su ira Maria tomó a sus dos hijos y los arrojaron al río! Pero a medida que se fue por el arroyo, se dio cuenta de lo que había hecho! Corrió por la orilla del río, llegando a los brazos de ellos. Pero ya se habían ido de largo.
A la mañana siguiente, un viajero trajo la noticia a los aldeanos que una hermosa mujer yacía muerto en la orilla del río. Que es donde se encontró a María, y pusieron a descansar donde había caído.
Pero la primera noche María estaba en la tumba, los aldeanos oyeron el sonido del llanto por el río. No fue el viento, que era La Llorona llorar. "¿Dónde están mis hijos?" Y vieron a una mujer caminando por la orilla del río, vestido con una túnica larga y blanca, la forma en que se había vestido para el entierro de María. En más de una noche oscura que la vieron caminar por la orilla del río y llorar por sus hijos. Y lo que ya no hablaba de ella como María. La llamaban La Llorona, la mujer que llora. Y con ese nombre se le conoce a este día. Los niños se les advierte de no salir en la oscuridad, de, La Llorona podría arrebatar y no devolverlos.

LA BOA Y EL TIGRE


Por el camino que lleva a Misahuallí, a 6 Km. de Puerto Napo, en la comunidad de Latas vivía una familia indígena dedicada a lavar oro en las orillas del río Napo. Un día la madre lavaba ropa de la familia, mientras la hija más pequeńa jugaba tranquilamente en la playa: tan concentrada estaba la seńora en su duro trabajo, que no se percató que la nińa se acercaba peligrosamente al agua, justo en el lugar donde el río era más profundo. Una súbita corazonada la obligó a levantar su cabeza, pero ya era demasiado tarde; la nińa era arrastrada por la fuerte correntada y sólo su cabecita aparecía por momentos en las crestas de las agitadas aguas. La mujer transida de dolor y desesperación, hincando sus rodillas en la arena implora a gritos ... yaya Dios! .... yaya Dios! Te lo suplico salva a mi guagua, y Oh! sorpresa, la tierna nińa retorna en la boca de una inmensa boa de casi 14 metros de largo, que la deposita sana y salva en la mismísima playa; la mujer abrazando a la nińa llora y sonríe agradecida. Desde aquel día la enorme boa se convirtió en un miembro más de la familia, a tal punto que cuando el matrimonio salía al trabajo cotidiano, el gigantesco reptil se encargaba del cuidado de los nińosPero un tormentoso día, cuando los padres fueron a la selva en busca de guatusas para la cena, la boa no llegó a vigilar a los nińos como solía hacerlo todos los días. Este descuido fue aprovechado por un inmenso y hambriento tigre, que se hizo presente con intenciones maligna.Los muchachos desesperados gritaron a todo pulmón “!yacuman amarul! (boa del agua), el gigantesco reptil al oír las voces de los nińos salió del río y deslizándose velozmente entró a la casa; se colocó junto a la puerta, para recibir al tigre que trataba de entrar sigilosamente en el hogar de sus amigos; la lucha que se desató fue a muerte; la boa se enroscó en el cuerpo de felino, pese a las dentelladas del sanguinario animal; los anillos constrictores del reptil se cerraron con fuerza, mientras el tigre la mordía justo en la parte de la cabeza, al final se escuchó un crujido de huesos rotos y ambos animales quedaron muertos en la entrada de la casa. Cuando regresaron los padres de los chicos, recogieron con dolor los restos de su boa amiga y ceremoniosamente la velaron durante dos días, para luego enterrarla con todos los honores y ritos que se acostumbraban utilizar para con los seres queridos. 

  EL MISTERIO DE LA BOCANA DEL RIO MISAHUALLI


Cuando recién se iniciaba la colonización del Oriente ecuatoriano, aguas arriba de la bocana del río Misahuallí y en un fresco claro de la selva, asentó su campamento un hombre blanco, que se dedicaba a la explotación del árbol de caucho en la cuenca del río Aguarico. Así pasaron los meses y un nuevo colono llegó al lugar acompańado de su hermosísima hija, la que inmediatamente causó estragos en el corazón del cauchero. La playa, las aves y las flores, propiciaron el florecimiento del amor, y el romance sonreía en los recodos del río

Como vivían en plena selva y ante la ausencia de una autoridad que legalizara la relación de la pareja, ésta decidió unir sus cuerpos y sus destinos a la sombra de los frondosos y florecidos árboles de guaba. Pero como el amor no produce para vivir, el cauchero tuvo que viajar una vez más al Aguarico para recoger la balata recolectada por sus trabajadores y llevarla a los mercados de Iquitos.
La bella chica con el recuerdo de su amado en la hermosa sonrisa de sus labios, recorría la extensa playa solitaria cuando la bańaba el suave sol de la mańana, era ésta una costumbre que le había impuesto el amor. Mas el tiempo pasaba inmisericorde y al final de su paso el cauchero jamás volvió.
La bellísima mujer presa de una indescriptible pena, desapareció un aciago día como si se la hubiera tragado la tierra. Sus familiares y amigos la buscaron afanosamente por doquier, pero todo fue en vano; las lágrimas y el tiempo, fueron borrando el dolor de su ausencia.
Los ańos pasaron dándole espacio a la historia y una mańana brumosa y fría, unos indígenas que pescaban por el sector, vieron a una hermosísima mujer parada en la piedra grande de la margen izquierda del río; se acercaron a ella y cuando le preguntaron donde vivía solo seńalo el agua, y lanzándose al torrente sin salpicar una gota ni producir una onda en la superficie se sumergió.
Los ancianos al escuchar lo ocurrido, aseguraron que la dama era el espíritu de aquella mujer que desapareció sin dejar rastros.
En esa enorme piedra rojiza de estructura volcánica asentada en el recodo del río Misahuallí, se escucha con frecuencia en las mańanas, una dulce voz de mujer que canta a su amor perdido. Algunas veces ella se aparece a los que pescan en el río, pero quien acude al lugar con intención expresa de encontrarse con ella, nunca logran su objetivo. 

  EL CHIUTA Y EL SUMACO










Cuando el ińachic yaya (padre creador), castigó el pecado de las personas con el gran diluvio universal, los cielos descargaron torrentes de agua que empezaron a inundar la selva. La gente desesperada no sabía que hacer todas las que vivían en las zonas bajas empezaron a morir ahogadas, muchos subieron al volcán Sumaco por ser la elevación más alta de la zona y unos pocos se fueron hacia el Chiuta, que es un cerrito pequeńo que queda en la comunidad de el Calvario. Los que estaban en el Sumaco, se reían de aquellos que estaban en la cumbre del Chiuta. Son unos tontos decían unos, con toda seguridad los vamos a ver ahogarse decían otros. 




Pero la risa les duró poco, pues el nivel de las aguas a medida que llovía subía inexorablemente, y cosa rara; ĄOh milagro! El Chiuta también crecía. No pasaron muchos días y desapareció el Sumaco, con todos los indígenas que estaban subidos en un gesto desesperado en las copas de los árboles. El Chiuta en cambio, se había convertido en un monte muy alto, tan alto que su cumbre sobresalía de las aguas.
Cuando por fin cesó de llover y las aguas empezaron a bajar su nivel, el Chiuta a la par que ellas se iba haciendo cada vez más pequeńo, hasta que al final llegó a su tamańo normal, que es como lo conocemos actualmente. Del castigo de yaya Dios (papá Dios), solo se salvaron los indígenas que estuvieron en la cumbre del Chiuta.
Se dice que en las noches cuando llueve torrencialmente, se escucha los lamentos de los indígenas que se ahogaron en el Sumaco y las voces de alegría de los que estuvieron en el Chiuta, un cerro donde habitan los espíritus y al que muy pocos se atreven a subir. 
  

LEYENDA Y ORIGEN DEL RIO TENA

Muchísimos ańos antes de la sublevación del gran cacique Jumandy, más arriba de donde actualmente se asienta la parroquia del Pano, vivían unas doscientas familias quijos, procedentes de lo que es actualmente Archidona.

Cuando se inicia esta narración el gran Curaca, celebra el nacimiento de su hijo, a quien puso por nombre Pano; mientras que en la comunidad del Calvario, llenando de felicidad a la familia del gran cacique nacía una hermosísima nińa, a la que le pusieron por nombre Tena.

El tiempo pasó veloz, como vuelo de azulejo y Pano y Tena crecieron, transformándose ella en una bellísima mujer y él en un robusto guerrero.

Pano hombre diestro en el manejo de las armas, con un grupo de jóvenes de su edad, participaba en una larga partida de caza. Cruzaron buscando animales, lomas y planicies, llenas de guaduales, pasos y pitones; era la época que maduraba la guaba y la chonta, las guantas y las guatusas se escabullían gordas y satisfechas. Los muchachos cansados por el esfuerzo realizado, acamparon a la orilla de un río repleto de carachamas. Cuando estaban tomándose el último mate de chicha, tintineó como campanilla de fiesta, un alegre coro de risas femeninas. Era la hermosísima Tena que con un grupo de compańeras, tomaban desnudas un bańo en un remanso del río. De este inesperado encuentro nació un intenso amor entre Tena y Pano y comenzaron a verse diariamente en un hermoso lugar junto a un gran árbol de caoba, ubicado en un recodo del río, sitio discreto y alejado de la murmuración. Pero como ningún secreto dura mucho tiempo, el padre de Tena se enteró del romance y prohibió terminantemente que continúen las citas clandestinas. Tena estaba prometida por su padre, al hijo de un gran Curaca de las cabeceras del río Misahuallí.

A partir de ese día, cuando Pano emocionado y tembloroso llegaba al lugar de sus encuentros amorosos, este siempre estaba solitario, hasta las aves que anidaban el gran árbol de caoba, se habían alejado del sector. El enamorado joven cayó en un estado de mutismo y depresión, el vigor de su juventud se extinguió rápidamente, sin que existiera enfermedad visible. Los shamanes se reunieron para tomar ayahuasca y estudiar el caso. Uno dijo que un poderoso banco (brujo mayor) de una comarca cercana le había enviado un mortal virote (dardo-maldición). Otro aventuró la posibilidad, de que el cuerpo del joven estuviera poseído por un maligno supay (diablo-demonio). Un tercero sostuvo, que Pano simplemente estaba enamorado de una bella y esquiva princesa. Pero a pesar de este último diagnóstico y a la terapia que le impusieron, el desconocido mal iba minando la salud del joven.
Pano ante la falta total de noticias de su amada, decidió inmolarse cometiendo suicidio para acabar con su vida, escogió lanzarse al río de aguas turbulentas y así desaparecer para siempre de la tierra. Tal como lo planificó lo hizo; saltando de una saliente cayó en lo más profundo del río y mientras era arrastrado por la correntada y giraba con los remolinos, iba llorando lastimeramente su desgracia. Las piedras y las garzas, las apangoras y carachamas, los yutzos y los pindos, las ranas y los grillos, todos se enteraron de su pena y dolor.
Una lluviosa tarde, cuando Tena triste y resignada a su suerte, tejía monótonamente sin ninguna prisa ni ilusión, una ashanga (canasta) para transportar los productos de la chacra, un pingullo pishco (ave de mal agüero) que se posó en una rama cercana con su canto aflautado, le contó el triste final de Pano. Tena agobiada por un inmenso dolor decidió seguir la suerte de su amado; huyó de la casa de sus padres, corrió y corrió por senderos y barrancos, por playas y lodazales y cuando ya no pudo más, se lanzó finalmente al agua y bajó arrastrada por la fuerte correntada, golpeándose contra las piedras y tostándose con el sol en los remansos.
Un hermoso día lleno de sol y mariposas se encontró con su amado, que bajaba llorando su desgracia, fundido con las aguas del río, que había tomado el nombre de Pano, y ella rendida de amor lo acogió en sus brazos, juntando los caudales de ambos ríos, que se hicieron uno para toda la eternidad. Pano y Tena de esta forma engendraron un solo río: El caudaloso Tena, que desde entonces corre alegre y rumoroso lamiendo las blancas playas y las orillas llenas de guabas, guayabas y orquídeas fragantes.